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ASAAM BIZKAIA

Asociación Socorro Animal Amigos de Milord

 

 

Para conocer más a fondo el mundo de las protectoras de animales, en Bedia, se encuentra la asociación ASAAM (Asociación Socorro Animal Amigos de Milord). Arantza Abedio, una de las voluntarias más implicada en la protectora espera dispuesta a mostrar las instalaciones y los espacios donde viven los animales.

 

La asociación cuenta con voluntarios de todo tipo de edades, un ejemplo de ello es Paula, una adolescente de 15 años de edad, que se acerca siempre que tiene tiempo para hacer compañía a los animales y echar una mano a los voluntarios, ya que todavía no puede ser una voluntaria y adquirir un compromiso con la asociación por ser menor de edad.

 

"La edad no te convierte en alguien más responsable o comprometido"

 

“Todos los voluntarios nos acercamos en nuestros ratos libres para echar una mano, aunque como en todas partes, no todos tenemos el mismo grado de compromiso. Al principio esto es muy bonito, estás con los animales y disfrutas de su compañía, pero no todo es eso. Aquí también hay que limpiar, dar de comer e invertir algo de dinero, si no sería imposible que esto saliera adelante” cuenta Arantza.

 

“En ningún momento contamos con la ayuda del ayuntamiento, esto lo sacamos poco a poco con las ayudas que nos da la gente y el esfuerzo de todos los voluntarios” afirma Arantza al hablar sobre el mantenimiento del refugio.

 

"Aunque haya tantos animales abandonados, aún existe gente bondadosa"

 

“Realizamos mercadillos a menudo por los pueblos, para recaudar dinero para afrontar los gastos que supone mantener en ese buen estado a los animales” afirma Mariano, presidente de ASAAM. Además de colaborar en el refugio,se encarga de rescatar a los animales indefensos que viven en la calle o que van a ser ejecutados en perreras, para curarlos y darles una vida mejor en hogares.

 

En el refugio también cuentan con la ayuda de Txiki, el voluntario que menos tiempo lleva. Cuenta como desde que ha entrado en la asociación, algo dentro de él se le ha movido, y se le ha creado algo parecido a una adicción. Arantza Martinez, otra voluntaria que tan solo lleva un año recalca la sensación de adicción que explica Txiki. “Pero al darme cuenta del cariño con el que tratan aquí a todos y cada uno de los animales, supe que aquí podría sumar".

 

"Al principio llegué con miedo, pensando que los animales iban a estar en condiciones pésimas"

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